Una fuerza del mal quiere poseeros y os obliga a atacaros entre vosotros. Abrir ese extraño libro quizás no haya sido muy buena idea, pero ahora ya es demasiado tarde. Toca encontrar una solución. ¿Lo conseguiréis antes de que el mal triunfe? Lo que está claro es que para jugar a The Possession no puedes confiar en nadie.
“Aquella noche, uno de nuestros amigos cambió. Empezó a chillar corriendo de un lado para otro. Hablaba de posesiones, de fuego. Decía que todos esos símbolos eran altares y que… estábamos condenados”.
Si no queréis morir tendréis que reunir algunas páginas del Necronomicón y quemarlas en uno de esos altares. Quizás así esta pesadilla termine.