Las cartas de Origami se dividen en cinco familias de animales, con algunos de los más representados en el arte de la papiroflexia japonesa. Se usa una familia de animales por cada jugador de la partida. Cada carta indica la dificultad de esa figura en cuestión con el número de pliegues que viene representado. El pollito, por ejemplo, necesita de menos pliegues que el loro, pero esto a su vez, también tendrá que ver con los puntos que otorga.
Origami es un juego rápido y elegante en el que es importante mantener el equilibrio de saber cuándo jugar cada carta. Cada animal contribuye a tu éxito proporcionándote efectos y acciones que te ayuden a alcanzar tu objetivo. Los animales de granja, por ejemplo, te permiten robar cartas adicionales. El loro te permite copiar el efecto instantáneo de otra carta y usando al león puedes jugar un origami sin pagar su coste en pliegues. En cada turno puedes elegir entre una de estas acciones:
- Robar cartas
- Jugar un origami
- Usar la acción especial de una carta
A medida que vas jugando origamis debes colocarlos en dos colecciones de cartas frente a ti. Una vez completado el mazo por segunda vez, el juego habrá terminado y el jugador que obtenga más puntos será el ganador. Es el momento de comprobar quién es el mejor maestro de este milenario arte japonés.